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Días de Feria!


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Cotton Candy de colores, manzanas acarameladas, olor a pop corn recién hecho que se mezcla con el aire caliente, con los gritos esporádicos, las risas y las luces refulgentes de colores. A lo lejos, ella, imponente, colosal y majestuosa, la reina de la fiesta, la noria. Mientras, los muñecos se mantienen inmóviles sentados como sonrientes soldados de felpa esperando ser liberados del maleficio, en busca de un nuevo hogar.

El aire dulce y salado se mezcla en medio del calor del verano, familias, amigos, grandes y chicos se funden en un día de juegos, comida y música, en un día donde un sello azul ininteligible en la mano garantiza el acceso a un mundo magia y diversión, una vuelta de carrousel por la infancia. En mi cabeza resuena una música de circo mezclada con algo de los 80’s. No se, algo que abre una puerta interna de recuerdos en sepia, de sonrisas y sorpresas. Algo con gusto a caramelo y aroma de arena bajo el sol.

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Sí, llegó el bendito verano y con él las ferias estivales de fin de semana. Juegos para grandes y chicos, venta de artesanías, promociones de comida y servicios, música al aire libre, y por supuesto, carritos de comida clásicos carentes de todo sentido de la palabra gourmet dónde no pueden faltar los hot dogs, pizzas, drumsticks, chicken wings, french fries, chinese/thai food (o algo por el estilo), funnel cakes, snow cones y ice cream.

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Desde arriba de la noria…

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La lluvia se empeño notablemente en reprimir sus ansias de estallar durante gran parte del domingo, hasta cerca de las 5:00pm donde claramente dijo “lo siento, hasta acá llego yo” y desató su furia (o un poco de ella) en medio del túnel del tiempo a los 90’s de la mano de unos Spin Doctors renovados y llenos de energía como siempre. 

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Algunos volvieron con las manos ocupadas…

En Reston, la Cámara de Comercio organiza otro tipo de Feria que si bien cuenta con el plus del Carnival para los más chicos, está orientada a los negocios del centro de la ciudad. La Feria “Taste of Reston” fue una muestra, al menos en cuanto a lo culinario, de los mejores restoranes de la zona en un despliegue de tres cuadras en la calle principal del centro de la ciudad.

Para destacar: Pollo Perú fue uno de los favoritos de la jornada con colas interminables de gente y muy bien rankeada en cuanto a la relación precio (cantidad de tickets) – calidad del producto ofrecido. The Counter Burger ofrecía unas mini hamburguesas de beef o turkey si bien pequeñas, bien preparadas y bastante completas. Clyde’s, uno de mis restaurantes favoritos de la zona, contaba en el menú con Gangnam Style Hot Dog, una suerte de Hot Dog de carne frito, napa kimchee, pickled daikon y carne agripicante. Me encantó, repetí y repetiría nuevamente.

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Paolo’s Ristorante tenía como favoritos unas prosciutto wrapped truffle fries, es decir, dos pequeñas porciones de papas bastón fritas envueltas en jamón crudo con una salsa a base de aceite de truffa. Delicioso, sí, en varios niveles, un poco costoso también. Otro para destacar fue Buffalo Wing Factory. Si bien las buffalo wings no eran muy prácticas para comer de pie, los bites de pollo eran deliciosos y facilísimos de disfrutar, mi elección fue garlic butter sauce.

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Vie de France contaba con una muy buena muestra de pâtisserie francesa con éclairs, croissants, tortas, pequeñas delicias y frutillas bañadas en chocolate. Otras opciones más americanas fueron cupcakes y cookies. Los macarons eran buenos, no los mejores que he probado, pero bien hechos. Una crítica, tenían mucho para ofrecer y una pequeña lista de precios, retrasaba la fila que de por sí era larga y tanto los vendedores como los consumidores se confundían fácilmente.

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En el caso de las bebidas, la creatividad no estuvo a la orden del día. Para los que no toman alcohol había una línea de gaseosas sin mucha variedad tampoco, y agua embotellada. Para los que querían disfrutar de una bebida con alcohol, las opciones eran vinos de Market Cellars y The Wine Cabinet y cervezas. Hubiera sido divertido una opción de barra de tragos, por ejemplo. También me hubiera gustado quizá poder disfrutar de un café después de cenar pero Starbucks no formaba parte de la oferta gastronómica de la feria.

Me olvidaba de los helados de Pitango, para cuando llegué no había más opciones que frutilla o limón, te daban acceso a un sólo sabor en una pequeñísima taza. No me voy a quejar demasiado, el helado era bueno, muy lejos de ser un formidable gelato artesanal italiano.

Durante el día además de los espectáculos musicales, el karaoke (sí, karaoke) y el Carnival, hubieron demostraciones y clases gratuitas de cocina, fitness y sports para grandes y chicos. Una verdadera feria gourmet!

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