Diversos pueblos (chinos, egipcios, hindúes, persas, galos, romanos) han considerado el huevo como símbolo universal de la vida, relacionado con esta época de renacimiento primaveral.

El huevo de pascua participa en los ritos del Séder judío, que simboliza el duro corazón del faraón que no dejaba salir al pueblo hebreo. Posteriormente, los cristianos tomaron la idea del huevo y lo tomaron como representante de la resurrección de Cristo.

Como sea, y más allá de la tradición, los huevos de Pascua constituyen una excelente excusa para comer mucho chocolate durante una semana al año. Más aún, en los países del hemisferio sur, coincide con la llegada del otoño y los primeros fríos. Qué mejor entonces que dedicarse a apreciar estas delicias?

Para quienes amamos trabajar con chocolate, los huevos de Pascua pueden transformarse en verdaderas obras de arte. Sólo se necesitan dos cosas: paciencia y creatividad.